El Adrienne Arsht Center se apresta para recibir un
cuerpo de bailadores folclóricos de la Argentina, titulado Che Malambo,
dirigidos por un coreógrafo francés de Lyon, Gilles Brinas, que un día
allá por el año 2005 se le ocurrió viajar hasta Buenos Aires y crear
esta compañía.
“Lo dejé todo y
me fui a organizar a estos bailarines de la región argentina donde se
celebran estos encuentros”, dijo Brinas, desde Tempe, Arizona, donde
estaban presentando el show la semana pasada. “Lo que pasa es que ellos
lo bailan de modo individual, aquí se reúnen en un grupo, coordinados
según mi coreografía. Son todos argentinos, nunca bailaron otra cosa; es
un grupo de baile folclórico, y aún quedan dos de los originales. Los
otros han estado por cinco, seis y hasta siete años también con
nosotros, porque hay mucha amistad familiar, mucho respeto”.
Todos son
hombres, porque el malambo es el baile de los machos. Vienen del
territorio de las pampas y los gauchos, que en el siglo XIX probaban su
vigor y su poder, bailando con este zapateado fuerte, ya fueren
descalzos, si provinieran del sur, de los llanos, y más suavemente que
los del norte del país, montañoso, donde se baila el malambo con botas y
más vigorosamente.
La idea era
competir, bailando en un cuadrado, pero con movimientos muy elaborados y
complejos de los pies, en secuencias llamadas mudanzas. Y este
zapateado es no solo la esencia, sino la danza misma del malambo. Se
hace al ritmo de guitarra y de tambor, alternando con cada pie en
movimientos circulares y golpeando el suelo con fuertes y elaborados
golpes, ayudando a los instrumentos a crear la música, mientras el otro
pie está parado firme en la tierra. Es la dexteridad del danzarín lo que
cuenta.
En Córdoba, Argentina, hay grandes competencias de
malambo anualmente, en el Festival Nacional del Malambo, que se celebra
en la localidad de Laborde. Es uno de los festivales folclóricos más
importantes de ese país. Y los campeones son individuales. “Ahí está la
diferencia en el escenario”, explicó Brinas. “Yo los he juntado en mi
coreografía”.
¿Por qué un
bailarín y coreógrafo francés pensó en irse en busca del malambo y hasta
la Argentina? “Había una chica argentina en el año 72, que era
bailarina con buenos contactos en Cuba, y fue a parar a la compañía de
Alicia Alonso, pero después se fue a Lyon. Ella me llevó al Lido de
París, donde había un grupo argentino bailando malambo, y la forma de
esta danza me impactó realmente”, contó Brinas. “Por ese entonces entré
en la compañía de Maurice Béjart, pero en mi mente quedó ese baile
malambo, no se me olvidó. Un día de 2004 le digo a mi esposa: ‘Me voy
con el malambo’, y me fui a Buenos Aires, a hacer los primeros
contactos: en febrero de 2005 armé una compañía, y en 2007 vendí mi
estudio de danza en Lyon, para producir el show y pagar a los 11
bailarines, en un pueblito que se llama San Martin, cerca de Lyon, y
nombré a la compañía Che Malambo; luego estuvimos en París por una
semana. Así comenzó todo”.
Al parecer, esa
espontaneidad, ese lanzarse que tiene Brinas le viene desde niño,
cuando la danza era su vocación y tenía interés en el jazz, en Fred
Astaire y en el ballet clásico, es decir en todo. El cuenta que al ver
la ópera en Lyon, vio la puerta abierta. “Yo quiero ser bailarín, bailar
flamenco, folclor, todo”, comentó. Brinas además de ser bailarín en la
Ópera de Lyon, ha bailado con Maurice Béjart, en La Scala de Milán, y en
el Grand Ballet de France, y fundó el Ballet DEA en 1979. También ha
coreografiado trabajos para la Biennale de la Danse.
Hay que añadir
que a los pasos de los bailarines se une en algunos de los bailes el uso
de las boleadoras como parte del espectáculo. Son cuerdas atadas a
bolas pesadas, con fuertes sonidos al golpear el suelo del escenario, y
le dan un elemento visual de gran efecto a la coreografía, cuando las
hacen girar en el aire al estilo de los vaqueros que lanzan lazos en los
rodeos americanos. Los gauchos las usaban para enlazar las patas de los
animales, ya sea de ganadería o de caza, y capturarlos. Pero tienen una
procedencia muy antigua. Y hace tiempo que son parte de los
espectáculos de bailes argentinos.
FUENTE: elnuevoherald
Por los Senderosde Argentina