Antonio Tarragó Ros volvió a sembrar su legado en la fiesta

AddThis Website Tools
De inicio a fin recorrió el cancionero popular de la música del Taragüí, como lo hacen poco y reivindicando la esencia del chamamé. En su alforja de melodías, compartió apenas un puñado de sensaciones que alcanzó para entusiasmar al pueblo chamamecero.

De sombrero ancho y de nostalgias cálidas, si hay un artista que conoce la esencia del chamamé es Antonio Tarragó Ros, que trajo su avío abultado de magia y experiencia al escenario de la Fiesta Nacional del Chamamé. Filosofía que comparte con el padre Julián Zini y que imprime en su música esa manera sencilla y extraordinaria de contar cómo es la manera de ser de los chamameceros.

Soltó al cielo del Cocomarola, las historias de vida, de experiencias y de sentir que, en la cotidianeidad del chamamé, solo un profeta podría describirlo. Así, con la manera particular de su mirada, un músico de la talla de un destacado chamamecero y compositor podría contarlo.

No podía venir, al escenario Sosa Cordero sin pincelar esa maravillosa postal de "Cielo del albañil", inspirado en la historia de trabajadores entrerrianos, pero que podrían ser brasileños, paraguayos, correntinos o de cualquier geografía donde el mate, el espíritu de pertenencia y el chamamé se vuelvan identidad.