El líder del Ensamble Folklórico
Digital, el DJ Villa Diamante, explicó cómo se armó este combo que
combina ritmos autóctonos con música electrónica y hip hop.
En
su página de Bandcamp, Villa Diamante se autodefine como un "arengador
cultural". El DJ que se hizo conocido por sus mashups que fusionan rock,
hip hop y cumbia ha generado eventos tan singulares como exitosos (las
fiestas Zizek en Buenos Aires); ha tocado en Latinoamérica, Estados
Unidos y Europa; tiene su propio sello discográfico (ZZK Records) y es
uno de los propietarios de la disquería Mercurio, que difunde a los
músicos independientes. Pero hay más: Villa Diamante armó el año pasado
el Ensamble Folklórico Digital, un seleccionado que combina los sonidos
de raíz con métodos de producción digitales. En ese espacio, los sonidos
de la chacarera, el huayno y la chamarrita se mezclan naturalmente con
ritmos urbanos como el hip hop y la música electrónica.
El
Ensamble está formado por músicos y productores de distintas regiones
del país: Rumbo Tumba (Campana), Cehache Respira (Neuquén y Córdoba),
Bienvenidos a la Computadora (Buenos Aires), y el entrerriano radicado
en Rosario Lauphan. El grupo ya se presentó en la Cúpula del Centro
Cultural Kirchner y en la Noche de los Museos de Buenos Aires, entre
otros eventos. También está trabajando en un disco que va a estar listo a
mediados de año. Dos temas de ese material ("La madera" y "La fuerza")
se pueden escuchar en YouTube. Esta noche, a las 21, la banda tocará por
primera vez en Rosario en la terraza de la Plataforma Lavardén (Mendoza
1085). Como telonero abrirá el mismo Lauphan, que mostrará su "pop
litoraleño electrónico". En charla con Escenario, Villa Diamante (el
alias de Diego Bulacio) habló de las características del Ensamble y
aseguró: "Me gustan los proyectos inclusivos, que le dan lugar a los
artistas que no tienen espacio".
—¿Cómo nació la idea de formar el Ensamble Folklórico Digital?
—Yo
soy DJ desde hace 15 años y siempre tuve esa inquietud de armar
formatos nuevos y experimentar con amigos. Y esto surgió como un
proyecto de juntarme con amigos a armar canciones. Me entusiasmaba
también la idea de convocar a gente que ya venía trabajando en su
música. Los miembros del Ensamble ya tienen discos editados y un
recorrido dentro del under. Así apareció Lauphan, que es de Rosario;
Rumbo Tumba, que es de Campana; Bienvenidos a la Computadora, que son
dos chicas de provincia de Buenos Aires que están muy activas en
Capital, y Cehache Respira, que viene más del mundo del hip hop. Entre
lo folclórico y lo digital me pareció interesante meter la rítmica del
hip hop y el flow del rap.
—¿De dónde se conocían ustedes? Porque vienen de lugares muy distintos...
—Desde
mi lugar de DJ y de productor artístico de un sello, mi actividad
principal es escuchar música. Los conocí porque nos cruzamos en
distintas fechas, en recitales y fiestas. Cuando empecé a armarlo en mi
cabeza apareció el nombre de ellos rápidamente. Además me parecen gente
muy buena, muy buena onda, con la que es un placer trabajar. A Lauphan
lo conocí cuando me invitaron a tocar a Rosario. Compartí varias fechas
con él y me dio su disco, "Litoraleza", que me pareció hermoso. Ese
disco me cautivó, es realmente original.
—¿Qué caracteriza al Ensamble? ¿Qué lo diferencia de otras agrupaciones de folclore electrónico?
—Que
tiene un formato más de canción. Eso es lo preponderante. Hay que tener
en cuenta que dentro del Ensamble hay cuatro voces diferentes: las
chicas de Bienvenidos a la Computadora cantan, también canta Lauphan y
Cehache Respira rapea. A cada canción la canta alguien diferente y le
pone su impronta. También hay una intención de buscar algo de la música
del Litoral con Lauphan, mientras que Rumbo Tumba le pone un toque
andino. Cada uno le pone su pincelada para ir jugando con los diferentes
folclores.
—¿Se fijaron alguna forma de trabajo en particular?
—No.
Empezamos trabajando de una forma muy lúdica, con improvisaciones y
zapadas, y después de fue acomodando más al formato de canción. Ahora
los shows empiezan con el formato de canción y cerca del final yo
disparo bases y los demás van haciendo freestyle encima. Se arma como
una zapada bailable.
—¿Creés que hay una revalorización de la música autóctona a través de lo que hacen ustedes?
—Hay
muchos artistas trabajando en este estilo. El fin de semana pasado
tocamos en el Festival Puente, en Vicente López, al que fueron más de
tres mil personas. Ahí tocaron entre 15 y 20 artistas, entre productores
electrónicos, bandas y un coro toba muy interesante, con lo más
autóctono del folclore del norte. Tocaron Tonolec, Tremor y un montón de
bandas más. Sí, somos de una generación que quiere revitalizar el
folclore y empezar a releerlo. Somos gente joven que escuchó a Atahualpa
Yupanqui, a Mercedes Sosa o a (José) Larralde, pero la forma
tradicional en la que ellos trabajaban ahora se puede reemplazar con
nuevas tecnologías, que hace que leamos esa música de una forma
diferente.
—¿Hay una escena de folclore electrónico? ¿Cuáles son los músicos o proyectos que más te gustan?
—Sí,
hay una escena dando vueltas y creo que el Festival Puente lo demostró.
Hay proyectos muy interesantes como Chancha Vía Circuito, Tremor y King
Coya. Después también están San Ignacio o Calima, que desde su laptop
hacen música. Tocan en un formato que parece más de DJ set, pero
producen sus propios temas.
—¿Hacia dónde va esa escena?
—No
sé, pero creo que está creciendo. Ojalá se traduzca en más discos y más
shows. Hay gente como Chancha Vía Circuito (el proyecto del músico y
productor Pedro Canale) que está haciendo giras por Europa con mucha
repercusión, va a festivales importantes y toca por toda Latinoamérica.
El es el más representativo de toda la escena.
—En Bandcamp vos te definís como un "arengador cultural". ¿Qué encierra esa definición?
—Yo
soy conocido como DJ, pero mi lado de "agitador cultural" se da porque
muchas veces me llaman desde instituciones para programar eventos. Ahora
estoy haciendo un ciclo todos los jueves en el Centro Cultural
Recoleta. Es una fiesta en la que invito a artistas de diferentes
estilos, desde hiphoperos hasta folclóricos o electrónicos, y en cada
fecha se llena con 2.500 personas. En un punto siempre estoy generando
movidas donde se incluyen a artistas muy distintos. También fui curador
del Museo de Bellas Artes, donde llevé adelante un ciclo, y además soy
uno de los propietarios de la disquería Mercurio, que tiene sólo discos
de músicos independientes. La disquería es algo así como el antinegocio
(risas), pero está armado como una guía cultural, desde un lugar mucho
más lindo que lo comercial. A mí me gustan los proyectos inclusivos, que
le dan lugar a los artistas que no tienen espacio.
Por los Senderosde Argentina