La disposición incluye los mismos animales que en el 2023, sin embargo, esta vez levantó una polvareda mucho más fuerte que la habitual. La sociedad local, gente de la ciencia, academia, ONGs y medios de comunicación multiplicaron las quejas contra la medida hasta darle envergadura nacional, y destaparon un trasfondo que va mucho más allá de una temporada de caza semejante a las que se autorizan en otros distritos del país.
Santa Cruz ha sido, desde finales del siglo XIX y prácticamente todo el siglo XX, sinónimo de ovejas. La cría de ganado ovino —que llegó a superar los 20 millones de ejemplares a mediados de la pasada centuria— fue durante décadas la principal y casi única fuente de ingresos de la zona, aunque ya hace tiempo que no ocupa ese puesto de privilegio. Los recursos que generan la minería, la extracción de hidrocarburos o incluso la pesca y el turismo rinden más beneficios, pero el arraigo al medio rural y a la producción de lana y carne de oveja se mantiene, transmitido de generación en generación, y con él, también el viejo conflicto entre ganaderos y depredadores nativos como pumas y zorros, al que ahora se suma una creciente población de guanacos (Lama guanicoe) que compite con las ovejas por el escaso manto verde que cubre los suelos.
Un ejemplar de Puma concolor avanza entre los riscos de un área de la Patagonia. Especie oportunista y con gran capacidad de adaptación, su progresiva expansión hacia el norte ya ha sido documentada en varias provincias del centro de Argentina.
Por los Senderosde Argentina