El Ballet Folklórico Nacional fue creado en 1990, para ser integrado por 40 bailarines y bailarinas provenientes de diferentes provincias del país. Su labor está apoyada por un equipo técnico- artístico de destacados profesionales en iluminación, vestuario, sonido, utilería y multimedia .En sus casi treinta y cinco años, el Ballet se ha presentado con gran éxito en Colombia, Brasil, Paraguay, Chile, México, España, Portugal, Bulgaria, Albania, Francia, Suiza y Japón. Desde su creación hasta la fecha, continúa realizando presentaciones y actividades didácticas a lo largo del país, llevando el arte de la danza argentina a todos los escenarios posibles.
A lo largo de su historia solo un santacruceño fue parte de tan distinguido elenco. Se trató de Mariano Balois, quien lo integró durante siete años desarrollándose como bailarín solista. Ahora llegó el turno de la primera mujer de la provincia en formar parte del cuadro, ya que desde este 2024 Giuliana Mangione integrará el Ballet Folclórico Nacional.
La bailarina es oriunda de Río Gallegos y su relación con la danza comenzó desde muy pequeña incursionando en danza brasilera, árabe, comedia musical, hasta que finalmente su “primera casa”, como ella la denomina, fue “Jazzfusión y Chiquidance” dirigido por Vanina Frontera. “A los 16 años ya sabía que quería dedicarme a bailar, y me anoté a la Universidad Nacional de las Artes, para hacer la carrera Licenciatura en Composición Coreográfica”, le contó en esta oportunidad a TiempoSur. También se dedicó a formarse de manera particular, estudios privados, con el objetivo de “adquirir información sobre otras disciplinas y conocer otros maestros”, donde se perfeccionó en clásico, contemporáneo, jazz, flexibilidad, acrobacia, y algunas otras cosas más. En el ir y venir de visita al sur, conoció a Micaela Gallardo, directora del Ballet Folklórico "La Querencia", a quien considera su primera maestra de danza folklórica. “Ella junto a Catriel Guajardo, mi compañero, se encargaron de abrir la puerta y mostrarme el increíble mundo del folklore, distintos ámbitos, estilos, códigos, y me dieron el empujón para adentrarme cada vez un poco más. A partir del 2019, en Buenos Aires también comencé a conocer y tomar clases de estilización folklórica y a habitar espacios independientes a cargo de distintos referentes”, repasó.
Por los Senderosde Argentina