Gustavo Adolfo Solá, más conocido como El Payo Solá (1908-1962), fue un compositor, bandoneonista y guitarrista salteño, intérprete de música folklórica de Argentina escrita en su totalidad por él mismo. Está considerado como uno de los precursores del boom del folklore argentino producido a partir de la década de 1950. Es autor de canciones que integran el cancionero folklórico tradicional como «La marrupeña» y «La Solís Pizarro». Su hijo, Juan José Solá, «el Payito Solá», escribió en su homenaje la zamba «Carpas de Salta», mientras que Horacio Aguirre y Hugo Alarcón compusieron «El que toca nunca baila», que lo menciona atribuyéndole la frase del título.
Nacido en Cafayate, provincia de Salta, un 31 de enero de 1908, fue hijo de maestros de escuela. Desde niño aprendió a tocar guitarra, piano, violín y bandoneón. Desde 1940 integró diversas formaciones musicales como la orquesta Re-Fa-Si, guitarrista del dúo Miranda-Bonier, la agrupación de Veinte Guitarras, el Dúo Romance de guitarras con Ernesto Cabeza, etc.
En 1952 ganó un concurso provincial de zamba, interpretando «Zamba del ausente», de César Perdiguero y Manuel J. Castilla. En 1954 fue contratado por el sello Odeón, radicándose en Buenos Aires. Grabó entonces algunas de sus zambas más conocidas como «La Marrupeña» (dedicada a su amigo Poncho Marrupe) y «La Solís Pizarro» (dedicada al poeta José Solís Pizarro). Comenzaron a actuar con él también sus hijos María Cristina en el bombo y Juan José, el Payito, en guitarra. Luego grabó para la discográfíca Philips temas como «Cuequita de los Coyas», «Regresando», «Pajarillo cruceño» y «El charanguero», interpretados por el dúo formado por sus hijas María Cristina y María Teresa Solá (Terucha).
En la segunda mitad de la década de 1950 formó el conjunto Los Musiqueros del Tiempo de Ñaupa, con Polo Giménez (piano), Atuto Mercau Soria (guitarra) y él mismo (bandoneón), con las voces de Pepe Consoli y Abel Figueroa, este último también en guitarra.
En 1961 su hijo Juan José Solá, conocido como El Payito Solá, compuso una canción dedicada a su padre que quiso inicialmente titular «Zamba para mi tata», pero como ese título ya existía la tituló finalmente «Carpa salteña», conocida más ampliamente como «Carpas de Salta». La canción, que se volvió un clásico salteño, evoca el ambiente de las carpas de música y baile características de Salta, que animaba su padre
Por los Senderosde Argentina